Agencia de Viajes

miércoles, 23 de julio de 2008

Una cita con la historia en Amsterdam

Cuando aquella niña de 14 años vivió durante dos años junto a otros siete integrantes de su familia, en un pequeño escondrijo en el corazón de Amsterdam, huyendo de la pesadilla nazi en el fragor de la Segunda Guerra Mundial, jamás imaginó que aquel pequeño libro, de hojas quebradas y tapas rahidas, que ella escribía con fruición día a día, se convertiría en el más dramático y angustiante relato de los horrores de la guerra.

Anna Frank, una niña judía que escapaba junto a su familia de la persecución nazi, hallaba en la escritura cotidiana unos instantes de libertad tanto o más preciados en aquel momento que su vida misma. Su reducido escondite, oculto en una vivienda del centro de la ciudad, detrás de una improvisada biblioteca, fue durante dos años la única posibilidad de salvar su vida. Sin embargo, los prófugos fueron delatados, capturados por comandos nazis y trasladados a campos de concentración. En uno de ellos, Bergen-Belsen, Anna y su hermana Margot, morirían de fiebre tifoidea en Marzo de 1945, poco antes de la liberación. Su padre, Otto Frank, sería el único sobreviviente a la tragedia, y el responsable de editar el diario que Anna había escrito durante sus años de escondite, bajo el nombre título de "Diario de Anna Frank" y que ya fuera traducido a más de 60 idiomas.

Pues, esta truculenta y conmovedora historia aún perdura en un rincón de Amsterdam, preservada por los responsables del Museo Anna Frank y visitada por miles de turistas que a diario llegan a esa vivienda para emocionarse con la historia de la niña judía que se convirtió en la más importante narradora del espanto de aquellos días.

Cada ambiente de la casa ha sido mantenido en su estado original merced a una intensa labor de conservación y restauración, y si las habitaciones están vacías es porque el mobiliario fue decomisado en el momento en que los ocupantes de la vivienda fueron detenidos. Sin embargo en la llamad "casa de atrás", se exponen objetos personales y documentación que perteneció a los 8 integrantes de la familia de Anna.

La "casa de adelante", era el lugar de trabajo de los protectores y se le ha dotado de la ambientación propia de la época, lo que contribuye notablemente a trasladar al visitante a través del tiempo a los aciagos acontecimientos de la Guerra.

El diario original de Anna se expone de forma permanente en el edificio contiguo, en Prinsengracht 265, lindante con las antiguas oficinas del padre de Anna. En el museo también es posible conocer el viejo roble que Anna podía divisar desde su escondite y que durante el tiempo que permaneció en ese lugar, era su único referente con la naturaleza.

Un sitio conmovedor, educativo y altamente recomendable, para conocer de cerca la historia de una pequeña niña judía que cambiaría la visión del mundo sobre una Guerra tan injusta e injustificable, como cualquier otra.

El museo abre todos los días, y a través de su página en internet (www.annefrank.org) puedes conocer los horarios de visita y adquirir entradas a través de la web.