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lunes, 7 de julio de 2008

¡A Pamplona hemos de ir!

...5 de Mayo, 6 de Junio, 7 de Julio, ¡San Fermín! Como cada año, la pintoresca ciudad de Pamplona, en el norte de España, se viste de blanco y colorado para vivir una de sus fiestas más importantes: los "sanfermines". Una celebración popular cuyos orígenes se pierden en la noche de la historia y que como tantos otros comenzó, no como entretenimiento, sino como una actividad necesaria para la vida comercial y social de la ciudad.

Los denominados "encierros" no son ni más ni menos que una transformación de los tradicionales traslados de las reses desde los corrales ubicados fuera de la ciudad hasta la plaza. Esta actividad era llevada a cabo por los "pastores" (que aún en nuestros días continúan corriendo detrás de los toros), sin embargo se sumó a ella el gremio de los carniceros que comenzaron a acompañar a los pastores en el traslado de los animales, pero corriendo por delante de éstos.

Con el tiempo la diversión se popularizó, y más valientes comenzaron a sumarse a una festividad que tomó tintes religiosos por su coincidencia con las festividades de San Fermín. En la actualidad cientos de miles de fieles y turistas de todo el mundo acuden cada año a Pamplona, bien para "cumplir" promesas por bienes pedidos o concedidos al santo, bien para probar su valentía al frente de los aguzados pitones taurinos.

El encierro es el acontecimiento más importante de los "sanfermines" y el que le ha valido a la ciudad su renombre internacional. Comienza anualmente a las 8 de la mañana del 7 de Julio y culmina el día 14 de Julio. El día 15, suele realizarse una pequeña parodia de un "encierro" para los últimos visitantes de la fiesta y se denomina "encierro del día 15".
Durante un encierro cientos de "mozos" ataviados de blanco con pañuelos rojos alrededor del cuello emprenden una atormentada carrera mientras un grupo de bravos y peligrosos toros los persiguen por las estrechas calles adoquinadas que por 800 metros separan el inicio de la carrera con la plaza de toros de la ciudad. El único requisito para poder participar es una gran dosis de coraje. No es necesario inscribirse en ningún sitio. Simplemente escoges el tramo de recorrido en el que quieres participar, respetas las indicaciones de las autoridades que controlan la fiesta y ¡adelante!.

Debes saber que desde el día anterior comienzan los preparativos para "limpiar" el vallado y al finalizar la noche, las calles quedan convertidas en un pasillo sin salida, por lo que la valla interna debe estar despejada de curiosos por si alguno de los mozos que corren precisa saltarla para salvarse de ser embestido. Sólo dos puertas de acceso permiten ingresar al trayecto de la carrera: Plaza del Mercado y Consistorial.

Unos minutos antes del inicio, los mozos baten sus pañuelos ante la imagen de San Fermín cantando tres veces: "a San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición". Entonces se escucha el detonar de un cohete que avisa a los participantes que los toros ya están en marcha, ¡y a correr!

Lo que debes saber:
  • No es necesario que seas de Pamplona para correr en un encierro. De hecho, no todos los habitantes lo hacen y hay muy buenos corredores de todas partes del mundo.
  • No minimices ni la velocidad ni la fuerza de un toro sólo porque ostentas récords atléticos. La resistencia y fortaleza de estas moles de 600 kilogramos, dotados de pitones muy peligrosos, es proverbial.
  • Primero debes correr lentamente, para luego largarte a toda velocidad. Si los toro se acercan demasiado (para tu gusto o salud) debes apartarte limpiamente de su trayecto hacia alguno de los costados procurando, claro, no embestir ni ser embestido por los miles de personas que corren junto contigo.
  • Recuerda que durante los fines de semana que abarca la fiesta, la cantidad de participantes se duplica, tornando especialmente peligrosa la carrera.
  • Los tramos del recorrido son más o menos estrechos, más o menos veloces, más o menos empinados. Estas características son bien conocidas por los asiduos participantes que se especializan en unos u otros. Si eres aficionado, consulta con anticipación.
  • Aunque los toros hayan pasado, debes considerar que en algunas ocasiones, uno de ellos regresa por el recorrido, poniendo en peligro a quienes creen que ya todo ha terminado y están desprevenidos.
Dos minutos separan el primer cohete que anuncia la partida, del último que avisa que todos los toros ya están en la plaza y el encierro del día ha terminado. Dos minutos de tradición, adrenalina a tope, peligro, religiosidad y euforia, que hacen que los "sanfermines" sean tanto para quienes deciden exponer su vida frente a un toro, como para quienes sólo llegan a la ciudad para vivir la fiesta como expectadores, una experiencia imposible de olvidar.