Hotel Quinta Real Zacatecas: una suite con vista al ruedo
Hace dos años, en uno de mis frecuentes viajes a México (país que me atrae particularmente), pasé algunos días por la bellísima ciudad de Zacatecas, capital del estado del mismo nombre en el corazón del país azteca.
Y si especial fascinación causaron en mí atractivos como la Mina El Edén (un antiguo complejo minero convertido en atractivo turístico, al que se accede por vagones hacia el interior de la montaña), la maravillosa catedral construida con piedra cantera de color rosa y los estrechos callejones empedrados, sitios todos que le han valido a Zacatecas la designación de Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO. Si especial atracción decía, ejercieron sobre mi curioso ojo viajero todas esas bellezas naturales y arquitectónicas, no puedo dejar de mencionar el estupor que provocó en mí el hotel Quinta Real Zacatecas.
Y te preguntarás ¿qué tiene de especial un hotel, por muy lujoso que éste sea? Pues que desde su concepción el lugar no era un hotel, sino una antigua plaza de toros. Para ser más exactos la Plaza de Toros de San Pedro, del siglo XIX, y que presenció capotes y banderillas hasta 1975, fecha de la última corrida de toros realizada en el predio.
Menudo desafío encararon sus constructores al tener que "convertir" una arena taurina en uno de los hoteles más lujosos y exclusivos de todo México. Y a tal punto salieron exitosos del proyecto, que el hotel recibió el Premio Internacional de Arquitectura a poco de su inauguración en 1989.
En sus interiores se conserva el aire taurino mexicano con obras de arte de reconocidos plásticos que reflejan la época de esplendor de la tauromaquia americana, en una equilibrada y acertada mixtura con maderas talladas y policromías propias del arte mexicano.
Muebles de gran porte, pisos adoquinados, paredes encaladas con finísimo estilo, estilo y buen gusto por doquier, son los componentes esenciales de un hotel que cuenta además con las comodidades de la alta hotelería internacional: spa, gimnasio, restaurante, bar, cafetería, piscina, salones para eventos, etc.
Seas o no un aficionado a los toros, si visitas México, no puedes dejar de pasar por Zacatecas y visitar este hotel y los demás encantos que hacen de esta histórica ciudad una de las perlas del turismo en esa parte del mundo.
Y si especial fascinación causaron en mí atractivos como la Mina El Edén (un antiguo complejo minero convertido en atractivo turístico, al que se accede por vagones hacia el interior de la montaña), la maravillosa catedral construida con piedra cantera de color rosa y los estrechos callejones empedrados, sitios todos que le han valido a Zacatecas la designación de Patrimonio Cultural de la Humanidad, por la UNESCO. Si especial atracción decía, ejercieron sobre mi curioso ojo viajero todas esas bellezas naturales y arquitectónicas, no puedo dejar de mencionar el estupor que provocó en mí el hotel Quinta Real Zacatecas.
Y te preguntarás ¿qué tiene de especial un hotel, por muy lujoso que éste sea? Pues que desde su concepción el lugar no era un hotel, sino una antigua plaza de toros. Para ser más exactos la Plaza de Toros de San Pedro, del siglo XIX, y que presenció capotes y banderillas hasta 1975, fecha de la última corrida de toros realizada en el predio.
Menudo desafío encararon sus constructores al tener que "convertir" una arena taurina en uno de los hoteles más lujosos y exclusivos de todo México. Y a tal punto salieron exitosos del proyecto, que el hotel recibió el Premio Internacional de Arquitectura a poco de su inauguración en 1989.
En sus interiores se conserva el aire taurino mexicano con obras de arte de reconocidos plásticos que reflejan la época de esplendor de la tauromaquia americana, en una equilibrada y acertada mixtura con maderas talladas y policromías propias del arte mexicano.
Muebles de gran porte, pisos adoquinados, paredes encaladas con finísimo estilo, estilo y buen gusto por doquier, son los componentes esenciales de un hotel que cuenta además con las comodidades de la alta hotelería internacional: spa, gimnasio, restaurante, bar, cafetería, piscina, salones para eventos, etc.
Seas o no un aficionado a los toros, si visitas México, no puedes dejar de pasar por Zacatecas y visitar este hotel y los demás encantos que hacen de esta histórica ciudad una de las perlas del turismo en esa parte del mundo.
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