¿Cuidan los viajeros el medio ambiente?

Hace algunos días te contamos que una tendencia en aumento es la de viajeros que deciden visitar ciertos destinos turísticos naturales antes de que desaparezcan por la acción indiscriminada del hombre y sus industrias.

En muchas ocasiones somos nosotros mismos los que optamos por conocer lugares cuyo compromiso con la naturaleza nos deja boquiabiertos (en lo personal, Costa Rica, ha sido un país que me sorprendió a cada paso con su conciencia ecológica). Pero... ¿cuánto hacemos nosotros en calidad de turistas por contribuir a la protección de ese entorno natural que queremos disfrutar?. Permíteme decirte, que muy poco.

¿Sabías que anualmente se vierten al mar aproximadamente entre 4,000 y 6,000 ¡toneladas! de protector solar, y que semejante "contribución" afecta de manera irreversible la flora y la fauna de sitios que fueron emblemáticos por su riqueza natural y que ya no lo son?

Y tal situación no depende de grandes corporaciones, ni de intereses financieros, ni de descomunales negociados capitalistas. Depende de tí y de mí. De simples decisiones como las que debemos tomar a la hora de escoger un protector solar.

Es cierto que lo ideal sería optar por barreras físicas que reduzcan o anulen la incidencia de los dañinos rayos ultravioletas sobre nuestra piel, sombreros, sombrillas, bañadores más cubiertos, etc. Pero también es cierto que falta mucho camino por recorrer en esto de la conciencia ecológica más "doméstica".

Algunos fabricantes de cosméticos se han puesto a la vanguardia elaborando bloqueadores solares cuyo componente activo es el óxido de zinc que es biodegradable y no daña el ecosistema marítimo.

¿Cómo escoger un protector solar adecuado para nuestra piel y para el equilibrio de la vida en el planeta? Debemos evitar aquellos que contengan paraben, cinnamate, benzofenone y derivados del alcanfor, por tratarse éstos de los más nocivos (ecológicamente hablando).

Hace algún tiempo pude experimentar en el complejo X-Caret de Cancún una acción que, sin dudas, educa y protege el medio ambiente al mismo tiempo. Al ingresar al complejo se te pide con absoluta cordialidad que entregues el protector solar que llevas en tu bolso y a cambio te obsequian otro, igualmente eficiente pero libre de derivados de petroleo ni sustancias contaminantes. Al retirarte, puedes solicitar te devuelvan el tuyo que quedó a resguardo con un número de identificación.

De este modo se educa de manera concreta y la bahía donde se hallan delfines y otras especies protegidas conserva su equilibrio para muchas generaciones más. Un ejemplo digno de imitar, ¿no lo crees?