Agencia de Viajes

martes, 25 de marzo de 2008

¡Todos a las estrellas!

Hace más de un siglo, Julio Verne imaginó un cañón con una potencia tal que era capaz de disparar una cápsula al espacio dentro de la cual iba un hombre. Se llamó "De la Tierra a la Luna" y marcaba el inicio del género literario denominado "ciencia ficción".

Muchos lo consideraron loco, ridículo y hasta temerario. Lo cierto es que para nosotros resulta absolutamente normal escuchar en las noticias que tal o cual transbordador espacial acaba de despegar o regresar desde y hacia nuestro planeta.

Lo que aún resultaba de "ciencia ficción" era la posibilidad de ir nosotros mismos al espacio. Ese era un privilegio reservado para los sacrificados astronautas, gente super preparada para ir al espacio exterior y regresar sin mayores inconvenientes.

Pero ya no sólo serán ellos los afortunados visitantes más allá de nuestra atmósfera, pues una empresa de California pretende ingresar al turismo espacial con una nave biplaza capaz de realizar vuelos suborbitales a alturas que rondan los 60km sobre el planeta. Para ello ha obtenido un acuerdo con el Laboratorio de Investigación de la Fuerza Aérea Americana para abocarse al desarrollo del Lynx.

La empresa se denomina Xcor y su objetivo es la construcción de naves espaciales para otra empresa (de la cual no trascendió el nombre) que operará el espacio exterior como destino y establecerá las tarifas.

El Lynx tendrá la capacidad de despegar como un avión tradicional, alcanzar el doble de la velocidad del sonido, 60km de altura y luego regresar a la Tierra con un movimiento circular, impulsado por motores de combustible líquido, no contaminante y reciclable. Además, tendrá la posibilidad de realizar varios vuelos diarios.

Como dije, ahora cualquiera puede ir al espacio. Bueno, en realidad, cualquiera que tenga las astronómicas cifras que seguramente costará el servicio. Aunque si fuera para ver nuestro hogar desde las estrellas sólo por unos instantes, estaría dispuesto a pagar por ello. ¿Tu no?